miércoles, 16 de diciembre de 2009

ROSTROS DE CINE

Llevado de la natural fantasía que inundaba mi mente, desde pequeño he tenido una costumbre que, si bien se piensa, no tiene nada de particular. Porque todos, o casi todos, hemos jugado a ponerle a los personajes de los libros que leemos las caras de actores famosos que, en una hipotética adaptación, pudieran darles vida más allá de las páginas. Se trataba de hacer algo más tangible aquello que sólo existía en la bruma de la imaginación, de corporeizar unos pensamientos que nos acompañaban de un modo más o menos difuso, por no constituir recuerdos sino invenciones. Según dicen a veces los resultados son de escasa fortuna, porque cada uno recrea los rasgos y la personalidad de los personajes a su antojo, bajo uj prisma que quizá no coincida con el ajeno; cuando el director de una película tiene esa potestad de ponerle rostro a nuestros pensamientos, es posible defraudarse.

Hay ocasiones en que la sintonía es tan absoluta que nunca podremos volver a leer o pensar siquiera en determinados personajes sin asociarlos al actor o actriz que los interpretó. Para mí por ejemplo, Harry Lime tendrá siempre la cara de Orson Welles, Phileas Fogg la de David Niven, D´Artagnan la de Gene Kelly, Sherlock Holmes la de Basil Rathbone. Incluso Alatriste será siempre Viggo Mortensen.

También en el cómic acostumbramos a hacer estas adaptaciones particulares, si bien el físico está mucho más condicionado (lo de que sean buenos actores es otra historia). Daniel Calparsoro prepara una adaptación de nuestro Capitán Trueno con un acierto de casting importante: el Capitán Trueno será Álex González; Sigrid, su novia, Elsa Pataky; y el forzudo Goliat, según se ha conocido hoy, será el campeón español de lanzamiento de peso Manuel Martínez.

Otra variante para este ejercicio es pensar qué actores podrían dar vida a los personajes de cintas clásicas. Para el clásico por excelencia, Casablanca, ¿quiénes nos valdrían? Después de mucho pensarlo, el personaje más claro es Víctor Laszlo, creo que daría muy bien Liam Neeson. El capitán Renault podría hacerlo Kevin Spacey. La belleza de Ingrid Bergman es insuperable pero, ¿qué tal Scarlett Johansson? Y ahora viene el mayor problema, un actor que pueda hacer el papel de Bogart y no quede como el culo. Acepto sugerencias, pero el único con fuerza y clase suficiente se me antoja Daniel Day-Lewis.

Como se ve, una mañana de lluvia da para mucha elucubración cinéfila.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Poesía utopía

Me hago eco de la iniciativa de los amigos de Sopa de poetes. Intentan incluir en su blog 100000 comentarios a favor de la poesía en una sola entrada. Hay que lograrlo, así que no duden en pasar y escribir.

http://sopadepoetes.blogspot.com/

Verdaderamente admirable, si se consigue es todo un logro. Ya se sabe que el amor todo lo puede, y también que poderoso caballero es Don Dinero, pero, ¿podrá la poesía con esta utopía de unir a gente? ¿podrá más que Zapatero y su Alianza de Civilizaciones?

Quién sabe...

lunes, 30 de noviembre de 2009

BARES LOW COST

La acuciante situación de crisis financiera mundial que vivimos ha dado lugar a que algunos comerciantes hayan pensado en reinventarse de algún modo para no ver extinguidas sus ventas. En primer lugar, obviamente, han sido aquellos cuyos productos son menos necesarios y más prescindibles los que han dado el paso de abaratar los mismos en aras de la perpetuación del mercado. Así, desde antes de que la recesión mostrara sus más duros perfiles, existían ya compañías de viajes low cost, quienes mediante un sacrificio necesario de las comodidades, los materiales y los servicios, nos llevan a casi cualquier parte del mundo por irrisorios precios. Del mismo modo, proliferan cada vez más y en un sector cada vez más amplio los denominados Outlet, tiendas donde podemos adquirir prendas de primeras marcas rebajadísimas, siempre y cuando no nos importe que la ropa pertenezca a colecciones de la temporada anterior.

El sector del ocio y la restauración no ha permanecido impasible ante estos nuevos métodos estratégicos de venta. A las ya conocidas happy hours, los dos por uno, las noches temáticas o las fiestas universitarias, los restaurantes en el último año han dado una vuelta más de tuerca, sorteando cenas entre los asistentes cada noche, creando menús ad hoc donde el cliente decide cuánto va a pagar por cada plato y, en definitiva, arriesgándose en promover nuevas iniciativas que salven en cierto modo un negocio amenazado casi siempre.

Sin embargo lo que vengo viendo en el bar de al lado de casa me deja perplejo. Un bar que es como un todo a cien, el propio nombre del establecimiento lo deja claro: Todo a 90 céntimos. Al igual que en las exclusivas discotecas existe una consumición mínima de, digamos, 15 euros (botella de agua: 15, Heineken:15, cubata:15) en este bar todo vale al precio que se indica. Que te pides un cortado, 90 cents.; que te pides una caña, 90 cents.; que te pides un Cacique con cola... 90 cents.

El bar en realidad es una crepería, pero fuera de las horas de merienda (que en España están devaluadas, son un poco las horas de la basura, ni chicha ni limoná) se llena de estudiantes y gente joven corta de pelas. La decoración y el servicio son low cost también, pero qué quieren a ese precio. Supongo que trabajándose un poco la clientela podrían conseguir que no sea un lugar de peregrinaje para adolescentes precarios, sino una especie de símbolo de la democratización de la bebida. Desde luego, como alternativa al botellón no tiene precio. Pero en este caso concreto es imposible, porque dan desayunos desde las seis y media de la mañana, así que cierran temprano.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

ANTOLOGÍA DE POÉTICAS DE ANTOLOGÍA (VIII)

Está comprobado que las poéticas caducan antes -mucho antes, por suerte- que los poemas. Esto invalida toda solemnidad: cualquier cosa que diga puede ser desmentida inmediatamente por la práctica. En mis poemas busco una aproximación a las cosas, sensaciones, al posible orden de la realidad, pero soy consciente de que el poema es una realidad en sí mismo, una creación y no una copia.

No me importa que los poemas no me cuenten nada, me conformo con que me den conversación, me produzcan sensaciones contradictorias y me hagan reflexionar. Lo que no soporto, como lector y como escritor, esa poesía obsesionada por contar una idea, por reflexionar en verso, por dar estupendas respuestas para todo. Odio la poesía en la que se ve muy fácilmente la opinión del autor, es raro que coincida coon la mía.

Entiendo el poema como un arte de atmósferas, musical, de sugerencias: hacia la impresión abstracta, pero con piel. Que cada lector reconstruya su propia sensación, su propio poema, distinto si quiere al del autor. Una poesía de las cosas, que no las juzga, pero también una poesía que en sí es una cosa: con el valor de asidero que tienen los objetos cotidianos, capaces de cargarse de memoria, de gozo, de utilidad, de resistencia.

Creo que está implicito en la propia función de las palabras: atrapar el mundo, hacerlo habitable y demandar respuestas.


Carlos Pardo en 10 menos 30. La ruptura interior de "la poesía de la experiencia" (Editorial Pre-Textos, Valencia, 1997).

miércoles, 7 de octubre de 2009

ANTOLOGÍA DE POÉTICAS DE ANTOLOGÍA ( VII)

Cuando empecé a escribir, en los primeros años de la década del cincuenta, el término “poesía social” era ya utilizado para distinguir la actitud de un grupo de escritores que había roto con la corriente “garcilasista” que imperaba en España desde el final de la guerra civil.

En mis primeros poemas, contemplados ahora con la perspectiva del tiempo transcurrido, pueden ya descubrirse claros aires de inconformismo, amargura y frustración, que reflejan mi estado de ánimo, muy parecido al de un gran sector de la juventud española de aquellos años.

Posteriormente, y en cada uno de mis libros, fui tomando cada vez más conciencia no sólo de lo que quería decir, sino también del por qué escribía de un modo y en un tono determinados.

Sigo creyendo, como entonces, que el fenómeno de la creación literaria no puede entenderse si se considera aislado de su función social. El escritor no realiza su tarea para conservar sus escritos guardados en un cajón. Pero esto no basta para valorar en un conjunto el papel del escritor en la sociedad.

Dado pues que la función de la literatura es, a la vez, estética y social, resulta incuestionable que toda obra poética con cierta dignidad artística posee, en principio, la cualidad indispensable para ser dirigida a un público determinado. El problema estriba, contando con este requisito fundamental, en que el escritor sepa y quiera, además, que su obra tenga un contenido y una intención revolucionaria: la antigua y siempre olvidada actítud de enfrentar al hombre con sus problemas, con su situación en el mundo y con su destino. Pero tampoco esta fórmula es suficiente para justificar la obra de un escritor. Es necesario añadir a estos elementos una gran dosis de oficio, de picardía literaria, que hagan que el escritor pueda salvarse del pecado de la ingenuidad y de un esquematismo limitado y rígido. Los resultados obtenidos por la llamada poesía social han sido muy discutidos. Las acusaciones más fundamentales que se le han hecho son: sus enormes limitaciones temáticas y su tono declamatorio y neo-romántico.

Esto es cierto, en gran parte, aunque quizá pueda justificarse por la presión que nuestro ambiente social y político han ejercido sobre toda manifestación inconformista del medio cultural. En la medida en que me ha sido posible, yo he procurado siempre sustraerme de los peligros de una postura excesivamente simplista, a fin de no caer en la tentación de confundir los nobles sentimientos con la buena poesía.


José Agustín Goytisolo en Poesía social española contemporánea, (Alfaguara, Madrid, 1965).

martes, 15 de septiembre de 2009

SOBRE ESTACIONES Y FINES

Sigue siendo verano. Quiero decir que hasta dentro de unos días no entrará oficialmente el otoño (nunca sé si es el 21 o el 22; ¿o acaso fluctúa la fecha?), a pesar de que los niños hayan vuelto a las clases y elcorteinglés nos lleve un par de semanas enchufando sus corticoles y sus trenkas de internado británico. Sigue siendo verano, pero ya es un verano residual, una especie de lengua de tiempo que ya no sabe si pararse o respetar su ciclo, un sí es no es que agoniza entre tímidos rayos de sol y procaces lluvias en tirantes. Es un Gil de Biedma trasnochado empeñándose en una bohemia que ya le sienta ridícula después de los treinta. Estos días han dejado de tener su gracia.

Sin embargo para mí el verano murió hace ya un par de semanas. Es curioso, pero el tiempo, en un escorzo bergsoniano, puede contraerse a voluntad. Cuando pasa el 15 de agosto y los trabajadores enfilan la cuesta abajo de sus vacaciones una fastidiosa sensación de desamparo se adueña de las ciudades receptoras de turistas. El verano dura lo que duran los ocupantes transitorios de chiringuitos y tumbonas, lo que duran los escándalos nocturnos de las terrazas, el tinto con limón y el espeto de sardinas. Lo que duran, si quieren, algunos de los más infames tópicos de una España kitsch que se resiste a desaparecer y que por desgracia hemos sabido exportar demasiado bien. Y es que, como dijo alguien, un tópico no es más que una verdad repetida.

Creo que alguna vez he dejado consignado en este sitio que el comienzo del año académico supone para mí una época de vigor, de acometer proyectos (o por mejor decir, de planearlos), de ilusionarme y entusiasmarme, un tiempo lúcido en el que diseñar el ejercicio de lo que será una cartografiada decepción. Algo así como ese tipo que siempre está conociendo a su futura ex-mujer. Este año es un poco diferente, quizá porque mi lucidez es extrema (supongo que tendrá que ver con el libro que publicaré en breve y que se titula precisamente Casos de lucidez) y ello retiene mis delirios y ensoñaciones. O quizá sea que me hago viejo y no tengo ganas de desarmar unos cimientos recién colocados. Puede que, en el fondo, prepare todo este teatrillo para tener algo sobre lo que pensar y después hacer, como siempre, lo que me dé la real gana.

Las épocas de cambio, no nos engañemos, no son tales; o lo son siempre. Continua evolución. Un continuo acabarse. Soy un fue, un será y un es cansado. Aún quedan unos días de verano. Aprovéchenlos. Como quieran.

lunes, 24 de agosto de 2009

ANTOLOGÍA DE POÉTICAS DE ANTOLOGÍA ( VI)

Cuestionario.
1.- ¿Crees que puede hablarse de una nueva poesía española? En tal caso, ¿cuáles crees que son las innovaciones que es capaz de aportar esta poesía? ¿En qué se distingue de los que la precedieron? ¿Camina hacia unos objetivos lo suficientemente claros y determinados? ¿Te sientes identificado con estos objetivos?

2.- ¿Hay en ti una conciencia de generación? ¿Te sientes ligado a algún movimiento poético?

3.- A partir de la llamada generación del 98, ¿cuáles crees que han sido los escritores que más han influido en la poesía española? ¿Cuáles son los que personalmente más te interesan a ti?

4.- Teóricamente, ¿cuál debía ser la función de la poesía en la actual hora española? En la práctica, ¿cuál es la que realmente desempeña? Si hay contradicción, ¿cuáles son las causas que la producen, en tu opinión?

5.- Define tu propia poesía. ¿Estás conforme con tu obra publicada? ¿Hacia qué dirección crees que camina tu poesía?

6.- Algunas observaciones que desees agregar.

Respuestas.
1.- Hablar siempre se puede. Yo no tengo interés en hacerlo.

2.- La hubo. No.

3.- No creo nada. En este momento ninguno.

4.- Bla bla bla, etcétera.

5. No tengo ganas. Hay un poema que me parece horrible. Eso quisiera yo saber.


Jaime Gil de Biedma en Antología de la nueva poesía española, (Editorial Ciencia Nueva, Madrid, 1968).

martes, 18 de agosto de 2009

ANTOLOGÍA DE POÉTICAS DE ANTOLOGÍA ( V )

Poetizar es ante todo un problema de estilo. Un estilo efectivo da carta de naturaleza a cualquier motivo sobre el que se ejercite. La recíproca es una barbaridad; no hay ningún asunto, ninguna idea, ninguna razón de orden superior, ningún sentimiento respetable (quedan poquísimos), ningún catálogo de palabras nobles, ninguna filosofía (aunque esté cargada de futuro) que por el hecho de estar presente en un escrito lo justifique desde el punto de vista del Arte.

Mi auténtica vocación la decidió ni abuela paterna, gran entusiasta de Laura Pinillos y Benito Perojo, acunándome con las tonadillas de La Corte del Faraón. Sentí entonces la llamada de lo sicalíptico; el ser un sentimental se lo debo al toque wagneriano con que gorgorizaba el Amor es gloria, amor es vida de Sorozábal. Leslie Howard con el rubio pelo rizado, violín y pantalones Riviera: de ahí nace siempre un moralista.

Decía Joseph de Maistre que el gran defecto de una mujer es ser un hombre. De la poesía podría decirse que su gran defecto, aunque sea muchas y muchas cosas respetables (o no), es no ser poesía. La poesía debe alimentar la imaginación, interesar a las pasiones y los movimientos del corazón, y dejar en el aire siempre una sugerencia (la frivolidad se nos dará por añadidura).

Rosa Luxemburgo sabía muy que el mejor modo llevar adelante un meeting era colocar cada pancarta en una cornucopia. Algo que los poetas a la moda habrían querido olvidar cuando mi generación(?) entró en funciones: que su razón de ser dependía del uso que hicieran de la lengua. Oponerse al "furioso atrevimiento de los corruptores" será uno de los designios que habrá que reconocernos. En cualquier circunstancia en que el empobrecimiento y mal uso de la Lengua se hubiera producido (no importa en qué altar se la sacrificara) la reacción estaba fatalmente prevista, tanto más si se piensa que los corruptores fueron encargados de trocar en cañas las lanzas que la sociedad no estaba dispuesta a manejar. (¿Llegaron a convencerse de que el futuro dependía de su batalla de flores?). Con su mismo concepto del poder demiúrgico de las artes, la reina Victoria donó, para poner fin a la altísima mortandad en los hospitales de Crimea, un cargamento de teteras de porcelana. (Muchos corruptores, buenos amigos míos, han pasado del cultivo de la Política al de la Erótica, devolviendo la lengua al ejercicio de sus funciones propias y consiguiendo entre ambas vocaciones una brillante síntesis.)

Que la Poesía sea un Tren Expreso llamado a conservar y acrecentar los Fuegos Sagrados de la Lengua, la Frivolidad y la Moralidad en jupons. Pero, en cualquier caso, nadie se extrañe de que la Lírica vaya por los cerros de Úbeda en un país donde el sol sale por Antequera.


Guillermo Carnero en Nueve novísimos poetas españoles, (Barral Editores, Barcelona, 1970).

miércoles, 12 de agosto de 2009

ESCANDALOSO Y DENUNCIABLE

¡ ¡ ¡ ATENCIÓN AL TERCER PÁRRAFO ! ! !

DIFUNDÁMOSLO EN FOROS, BLOGS, GRUPOS, PERFILES Y PERIÓDICOS.

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Título: Palabras de S.M. el Rey en la Academia General Militar

Lugar: Zaragoza

Fecha: 20 de febrero de 2005

Web oficial: http://www.casareal.es/noticias/news/1167-ides-idweb.html

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Siento una gran satisfacción siempre que vuelvo a la Academia, pues aquí fue donde viví los primeros años, los que nunca se olvidan, de mi vocación militar, donde experimenté las primeras impresiones del amor a la patria, del culto al honor del valor del sacrificio y del calor del compañerismo.

En esta ocasión la satisfacción se incrementa por celebrarse hoy el L aniversario del nacimiento de este Centro, cuya creación resolvió en forma definitiva algo que, entonces, constituía un importante problema y que hoy es una espléndida y vital realidad: la unión íntima y estrecha entre todas las armas y los cuerpos del ejército.

Resulta de justicia rendir en este momento tributo al esfuerzo de dos grandes soldados que pasaron ya a la Historia y que fueron los artífices del acontecimiento que festejamos: el general Primo de Rivera, creador de la Academia General Militar, y el Generalísimo Franco, su primer director.

Otra gran alegría para vuestro Rey es comprobar, al veros aquí reunidos, que en la oficialidad del ejército no hay fisuras generacionales ni quiebras espirituales. Que, con las naturales diferencias de edad y de responsabilidad, la misma emoción patriótica nos embarga a todos y el mismo espíritu de servicio anima al general y al cadete.

Las promociones que se suceden cada año se sueldan a las anteriores, formando un solo cuerpo, en cuya homogeneidad juegan un importante papel los recuerdos juveniles del campo de San Gregorio, de las calles de Zaragoza o de las oraciones ante el Pilar.

Ahora que vosotros, cadetes y aspirantes, dais los primeros pasos de una vida militar, que os deseo larga y fructífera, os animo y os exhorto a que aprovechéis bien estos años de formación, de esfuerzo, de estudio y de maduración humana. Sea cual sea el puesto que os corresponda el día de mañana, estoy seguro de que España os va a exigir cada vez más y os reclamará una mayor eficacia.

Estoy convencido de que superaremos estos años de prueba, y también que entre todos seremos capaces de ofrecer a la nación española el ejército que necesita en cada ocasión histórica y que responderá a la heroica y honrosa tradición a la que tenéis obligación de ser fieles.

A quienes, con más o menos años de vida militar, con unos u otros uniformes, os habéis unido a este importante acto, quiero subrayaros que esta unión y este compañerismo logrado en la Academia General Militar debe servir de ejemplo y de guía a la íntima compenetración existente entre las Fuerzas Armadas, y que ha de desarrollarse cada vez en más aspectos humanos y organizativos. Esta nuestra unión es indispensable para lograr la debida fortaleza de nuestros ejércitos.

Que la bandera de la Academia, símbolo de nuestros ideales, nos una y dé fuerzas en esta tarea apasionante de entrega sin reservas al servicio de la patria.

¡Viva España!

http://www.casareal.es/noticias/news/1167-ides-idweb.html

martes, 11 de agosto de 2009

ES LO QUE TIENE, MI AMOR

Como muchos otros seres de inconsciente pensamiento y malhadado sentir, yo (qué quieren que le haga) sufro y vibro con mi equipo de fútbol; pero mi sufrimiento y mi vibrar se multiplican exponencialmente por un curioso hecho de inexplicable naturaleza: soy del Atlético de Madrid.

Sé que somos muchos los que llegado este momento del verano no podemos evitar ilusionarnos y pensar que sí, que este año sí. ¿Por qué? Si no hemos hecho ni un fichaje (vale, dos: Juanito y Asenjo), si por el contrario el eterno rival ha fichado todo lo fichable y lo que le ha salido de los cojones a Florentino y aun algo más, si jugamos igual de mal que el año pasado (¿alguien ha visto los partidos de pretemporada?) y sin centro del campo, si vivimos con la espada de Damocles sobre las cabezas de nuestra dupla atacante, pretendida por media Europa...

Pues muy sencillo, porque la grandeza del club se mide por el nivel de fe que sus aficionados ponemos en las posibilidades de triunfo en cuanto los jugadores saltan al césped. Porque somos una manada de locos ilusos que seguimos creyendo que otro mundo (rojiblanco) es posible. Porque nuestro amor es a prueba de infidelidades (y la verdad es que la novia nos ha salido un poco ligerilla de cascos) y traiciones, que olvidamos rápidamente para alegrarnos con los más inesperados triunfos. Y porque oye, ser del equipo que siempre gana es muy fácil, ¿qué sacrificio es ése?

De momento ayer ganamos el Teresa Herrera. Hace tres días al Liverpool de nuestro añorado (ay) Fernando Torres. Y la semana que viene jugamos la previa de Champions con el Panathinaikos, el equipo más flojo que nos podía tocar, y encima con la vuelta en casa. Así que ¿por qué no?

Ya estamos otra vez dejando volar nuestras ansias de grandeza. ¡Que tiemble Europa! Es lo que tiene, ser del Atleti.

lunes, 10 de agosto de 2009

ANTOLOGÍA DE POÉTICAS DE ANTOLOGÍA ( IV )

Cuatro verbos considero que son la base de mi poesía: leer todo lo que esté al alcance, aprender de los grandes maestros y por supuesto imitarlos, y por último, originar, intentando poner el máximo del subconsciente que es donde reside la verdadera didáctica.

Diego Medina Poveda en Frontera Sur. (Diputación de Málaga, Colección Puerta del Mar, 2007).


Poética del paseo
El caminante hace camino al andar. Por todos los sitios transita. El caminante cuando ve una rueda dice ver también surrealismo. Nunca estuvo en París pero yo lo vi beberse Alcoholes, escribir por los andenes del rumor del Sena y la uva vendimiada a una mendiga de cabellos rojos o a una que pasa y que como aquel poeta desde el Mirabeau acariciar quiso el vacío. Dice el caminante encontrar siempre en París una película distinta. Nunca nada es igual si se ha leído. Las calles son escenas, historias, planos cortos, la Seberg en el espejo o una teta de BB bajo la sábana... El caminante piensa que la poesía es un camino, y que el camino es también poesía. Dice, recordando a Kostro, que quien inventó la rueda fue un poeta. El poeta es un ingeniero de caminos y ficciones, y el caminante al final de la escapada se detiene: el poeta también.

Diego Medina Poveda en Urbana Babel. (Ayto. de Málaga, Colección Monosabio, 2009).

viernes, 7 de agosto de 2009

ANTOLOGÍA DE POÉTICAS DE ANTOLOGÍA ( III )

[...] En mis primeros versos pedía libertad, pan, justicia, enseñanza gratuita y amor libre (yo en mi adolescencia era muy tigre de papel y muy reformista).
Ahora escribo como si fuera idiota, única actitud lúcida que puede permitirse un intelectual sometido a una organización de la cultura precariamente neocapitalista.
La cultura y la lucidez llevan a la subnormalidad.
Aprovecho esta ocasión para pedir una beca estatal por hipersensible.
Este año el Barça ganará la liga. Eugeni Trías conseguirá una alineación característica: Sadurní; Torres, Gallego, Eladio; Rifé, Zabalza; Rexach, Marcial, Bustillo, Fusté y Pujol.
Cuando cambien las cosas entonces cambiaré de creencias estéticas. De momento éstas me han costado mucho de adquirir. Tal vez esté mal decirlo, pero un servidor no le debe nada a nadie y puede caminar con la cabeza muy alta.

P.D.: Creo que la poesía, tal como está organizada la cultura, no sirve de nada. Sospecho que no sirve para nada en ninguna parte. Pero la irregularidad histórica española me obliga a aplazar un juicio universal. Creo que escribir es un ejercicio gratuito que satisface las necesidades de unos 2.000 culturalizados progresistas. De esos 2.000 culturalizados, hay unos 700 u 800 que no están de acuerdo con lo que uno escribe. Otros 500 le conocen a uno con mayor o menor aproximación y no están dispuestos a tomarle en serio. Los 700 restantes son críticos, vecinos y ex compañeros de colegio. Hay que reservar una plaza especial para Gimferrer, que se lo lee todo, y para Castellet, que se lo lee todo para luego hacer antologías. Las antologías sí que se leen. Creo que a partir de ahora sólo escribiré antologías. Olvidaba algo. Creo en la revolución. Con una condición: la libertad de expresión. Otra condición (si no es mucho pedir): que en todas las oposiciones para burócrata revolucionario sean obligatorios ejercicios orales y escritos sobre mi obra en prosa y en verso. Tampoco estaría mal que en los textos de Enseñanza Revolucionaria se utilizaran fragmentos de mis obras como ejemplos estilísticos.
Hay que ayudarnos los unos a los otros.


Manuel Vázquez Montalbán en Nueve novísimos poetas españoles.
(Barral Editores, Barcelona, 1970).

lunes, 3 de agosto de 2009

ANTOLOGÍA DE POÉTICAS DE ANTOLOGÍA ( II )

Hay poetas que nunca me han gustado nada y que, según creo, nunca me han influido, como Unamuno, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre (salvo cinco o seis poemas, todos de En un vasto dominio), Luis Cernuda, Gerardo Diego, Luis Rosales, el Dionisio Ridruejo de los sonetos, Carlos Bousoño, Vicente Gaos, Claudio Rodríguez, José Ángel Valente, Carlos Barral, José Manuel Caballero Bonald, Pedro Gimferrer, Guillermo Carnero (también con alguna salvedad), Leopoldo María Panero, José Miguel Ullán, etc.

Hay otros que me gustan -o me han gustado una temporada- y , sin embargo, o han dejado huella en mi poesía. Así Jorge Manrique, Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, Lope de Vega o, en tiempos más cercanos, Miguel Hernández y Nicolás Guillén.

Otros, sin gustarme, o gustándome sólo por algunos versos aislados, me han influido de algún modo. El caso más claro en este sentido es César Vallejo, cuya obra me interesa muchísmo por las geniales intuiciones técnicas que muestra de vez en cuando y, por otro lado, me parece frustrada por la incultura y el compromiso del poeta, que le impidieron llegar a una adeuada teorización de sus atisbos.

Hay, finalmente, otros que me gustan y de los que espero haber recibido alguna influencia: San Juan de la Cruz, Quevedo, Manuel Machado, el Antonio Machado anterior a los Campos de Castilla, el Salinas amoroso, el Alberti de A la pintura y Retornos de lo vivo lejano, Juan Ruiz Peña, rafael Montesinos, el primer José María Valverde, Eladio Cabañero, Rafael Guillén, José María Merino, Antonio Colinas, Vicente Sabido, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Baudelaire, Pascoli y algunos poetas anglosajones (Wordsworth, Kets, Thomas Hardy, Alice Meynell, Kipling, Frost, Rupert Brooke, etcétera) que conocí a ls quince años en una antología bilingüe publicada por Ediciones Lauro que fue por mucho tiempo mi "libro de cabecera".

Por otra parte, me parece que en mi formación han sido también decisivos Fernando de Rojas, Santo Tomás Moro, Shakespeare, Cervantes, Flaubert Chesterton, el primer Valle-Inclán, Azorín, Saint-Exupéry, Papini, Alfonso Reyes, el Borges prosista, E.R. Curtius, María Rosa Lida de Malkiel, Mateo Marangoni, Eugéne Ionesco, Hergé, la pintura, la música, Galicia, mi familia, la Universidad de Navarra y mi condición de alpinista.

No sé muy bien a qué tradición pertenezco. Me considero un poeta poco original -al menos en el sentido vigente de ese término-, intimista, "arraigado", elegíaco, especialmente propenso al recuerdo y a la compenetración con la naturaleza, no muy imaginativo, más emocional que sensorial y conceptual, de sentimientos suaves, de "poco fondo" y ahora dueño de una excelente técnica, que dedico principalmente a disimular la técnica en todos mis poemas, movido por un impulso que siempre me ha llevado a buscar la sencillez en todos los órdenes de la vida. En suma, creo que mi destino es ser un buen poeta menor, del que la posteridad -Borges dixit- sabrá que una tarde oyó el ruiseñor, o algo así. Nada más, pero nada menos.


Miguel D´Ors en Las voces y los ecos
(Ediciones Júcar, Madrid, 1980)

sábado, 1 de agosto de 2009

FORMAS DE DAÑO VERBAL

A lo largo de toda mi vida, y desde muy pequeño, he tenido que soportar expresiones cuya intención más o menos velada era coaccionar mi comportamiento, despertar mis remordimientos más culpables o (sencillamente) destruir el creciente anhelo de afecto que estaba desarrollando. La crueldad extrema que tales formas del decir llevan implícitas no ha sido calibrada en su justa medida por el populacho, que continúa utilizándolas aparentemente ignorantes de sus frustrantes consecuencias.

La primera perla verbal del repertorio estoy seguro de haberla padecido, si bien a tan temprana edad que no soy capaz de acordarme; pero podría certificarlo, tan de uso común es. Consiste en una suerte de chantaje emocional que los adultos utilizan con los críos, "Pues ya no te quiero", cuando éstos se muestran ariscos, mohínos, reacios a besarles o hacer cualquier monería, como si los nenes estuvieran excluídos de ese derecho universal que es el cabreo. La expresión en sí tiene su miga. El "ya no te quiero" implica de entrada la pérdida de algo que, de la actitud del chantajista adulto se desprende, es un bien preciado para el niño. Las consecuencias que esa pérdida emocional en alguien de tan corta experiencia en las relaciones sociales pueda ocasionar son imprevisibles a todo plazo. Se puede producir un desequilibrio afectivo que, en el futuro, lleve al niño a ceder ante cualquier demanda propuesta por todo individuo que tenga algo que aquel piense que puede perder de negarse. Con todo, es muy probable que quienes utilizan esta frase no se hayan parado a pensar lo siguiente: ¿Y si al tierno infante se le da una higa que usted le quiera o no?

Más adelante, cuando comenzamos a ser animales sociales, a relacionarnos en grupo y a establecer vínculos de estrecha amistad (con una ligereza pasmosa, en algunas ocasiones), nuestros pícaros compañeros se valen de una artimaña nada sutil y harto feroz: "Ya no te junto". Primera forma de exclusión que algunos llevarán como estigma reiterado a lo largo y estrecho de sus existencias. Piensen, ¿acaso hay algo más cruel que un niño para con otro niño? En épocas donde el miedo aún no coarta conductas, porque la batalla (dialéctica o no) se produce de igual a igual, los mecanismos de ofensa se desatan en un ciclón interminable de insultos, agresiones de variada índole y en muchas circunstancias de inteligentísma composición, de descaro y genialidad a partes iguales. Empero, el desamigado o desjuntado sufrirá un profundo desengaño, pues no hay razón aparente para lo sucedido. Sí, puede ser, para el enfado y el berrinche, pero el extremo de no juntarle a uno, ¿a qué se debe? ¿Huelo mal? ¿Tan cutre soy que avergüenzo a los ajenos? ¿Qué clase de inmundo ser soy que ni los zarrapastrosos de mis amigos consienten mi compañía?

Acabada la vida académica y superada la traumática fase de la infancia, al insertarnos en la procelosa y desagradecida etapa laboral, el mundo del trabajo que se nos abre engañosmente para dejarnos fuera con la frase lastimosa "No da usted el perfil" o su variante "No reúne las condiciones" (ambas de idéntico significado: "No habrías pensado que con esa mierda de currículum íbamos a quererte aquí") nos golpea de continuo erosionando un espíritu mermado por la costumbre (¿acaso no han leído arriba?) y una autoestima que aún no ha sido capaz de acostumbrarse al repetido empuje de la malignidad ajena, por más esfuerzos que uno hace por evitarla.

Y no me negarán que donde más esfuerzos hace uno por cambiar, por mejorar y adecuarse a aquello que se nos pide (aunque nos neguemos y nos repugne el reconocerlo) y -sobre todo- por intentar que los sostenidos desastres no nos derrumben el ánimo, es en la vida sentimental y de pareja.Aquí aparece la estrella del discurso, la expresión que al mismo tiempo no quiere decir nada y encierra todo un universo de sensaciones, comportamientos, preguntas sin respuesta: como tituló una comedia argentina, "No sos vos, soy yo", o "No es por ti, es culpa mía". Ese falso descargo de conciencia nos ha maltratado y perseguido con inquebrantable insitencia desde siempre. Porque, por supuesto, nadie se cree que no siendo culpa de uno (toda la vida nos han intentado hacer sentir culpables de algo) se acabe lo único en lo que, aparentemente, lo estábamos haciendo bien. Entonces nuestra mente, educada en el remordimiento y la culpa, comienza de modo enfermizo a repasar cada instante, cada movimiento, cada palabra dicha, cada detalle de lo acontecido. Infructuosa nuestra búsqueda en alargadas noches de insomnio y música que nunca admitiríamos haber escuchado, llegamos a la conclusión de que ese instante, movimiento, palabra o detalle se nos ha escapado, no somos capaces de asirlo, por lo que el misterio queda irresuelto, y crece aún más la incertidumbre, la duda, lo inexplicable del malestar traumático que desde el principio del asunto nos acompaña, con título de peli ochentera, "¿qué he hecho yo?".

Por todos lados acechan en el comportamiento (no es culpa del lenguaje) dardos envenenados a veces con el curare involuntario pero igualmente injusto de las palabras mal escogidas. Con intención o sin ella, el daño está hecho. Somos precarios inestables emocionales por derecho ajeno. Lo cual, no es sino otra forma de despeje y chantaje, de elusión de responsabilidad.

jueves, 30 de julio de 2009

ANTOLOGÍA DE POÉTICAS DE ANTOLOGÍA ( I )

"La poesía existe o no existe; eso es todo. Si es, es con tal evidencia, con tan imperial y desafectada seguridad, que se me pone por encima de toda posible defensa, innecesaria. Su delicadeza, su delgadez suma es su grande e invencible corporeidad, su resistencia y su victoria. Por eso considero la poesía como algo esencialmente indefendible. Y, claro es, en justa relación, esencialmente inatacable. La poesía se explica sola, si no, no se explica.Todo comentario a una poesía se refiere a elementos circundantes de ella, estilo, lenguaje, sentimientos, aspiración, pero no a la poesía misma. La poesía es una aventura hacia lo absoluto. Se llega más o menos cerca, se recorre más o menos camino; eso es todo. Hay que dejar que corra la aventura, con toda esa belleza de riesgo, de probabilidad, de jugada. Un coup de dés jamais n´abolira le hasard. No quiere decir eso que la poesía no sepa lo que quiere; toda poesía sabe, más o menos, lo que se quiere; pero no sabe tanto lo que se hace. Hay que contar, en poesía más que en nada, con esa fuerza latente y misteriosa acumulada en la palabra, debajo, disfrazada de palabra, contenida, pero explosiva. Hay que contar, sobre todo, con esa forma superior de interpretación que es le malentendu. Cuando una poesía está escrita se termina, pero no acaba; empieza, busca otra en sí misma, en el autor, en el lector, en el silencio. Muchas veces una poesía se revela a sí misma, se descubre dentro de sí una intención no sospechada. Iluminación, todo iluminaciones. Que no es lo mismo que claridad, esa claridad que desean tantos hombres lectores de poesías. Estimo en la poesía, sobre todo, la autenticidad. Luego, la belleza. Después, el ingenio. Llamo poeta ingenioso, por ejemplo, a Walter Savage. Llamo poeta bello, por ejemplo, a Góngora, a Mallarmé. Llamo poeta auténtico, por ejemplo, a San Juan de la Cruz, a Goethe, a Juan Ramón Jiménez. Considero totelmente inútiles todas las discusiones sobre el valor relativo de la poesía. Toda poesía es incomparable, única, como el rayo o el grano de arena. Mi poesía está explicada por mis poesías. Nunca he sabido explicármela de otra manera, ni lo he intentado. Si me agrada pensar que aún escribiré más poesías, es justamente por ese gusto de seguir explicándome mi Poesía. Pero siempre seguro de no escribir jamás la poesía que lo explicará todo, la poesía total y final de todo. Es decir, con la esperanza ciertísima de ir operando siempre sobre lo inexplicable. Esa es mi modestia".

Pedro Salinas en Poesía española. Antología 1915-1931.
(Editorial Signo, Madrid,1932)

lunes, 27 de julio de 2009

UN TIPO REVUELVE EL PATIO

Hay un tipo por ahí al que a alguna lumbrera (a la vista del resultado) se le ocurrió darle un micrófono, y desde entonces el tipo antedicho no ha parado de proferir soflamas de perfecta sintaxis y caótico (a la vista del resultado, esta vez propio y ajeno) contenido, de disparar cual justiciero carpetovetónico contra todo aquel que (según un arbitrio propio algo menos que desquiciado) desarrolla su actividad, preferentemente política, en desacuerdo con unas mentirosas libertades que, parece ser, nadie (o sí, Esperanza Aguirre) representa en el circo político como debiera. El tipo se llama, como ustedes ya habrán adivinado, Federico Jiménez Losantos.

Hubo en tiempo en que yo, movido de mi natural curiosidad, escuchaba parcialmente (en los pausas publicitarias de otros programas, de camino al trabajo) las invectivas del locutor (que no periodista) contra toda res publica. La cosa, no crean, tenía su gracia. Como dijo, si no me equivoco, Jordi Évole, el tipo es un humorista de primera. Si no fuera porque lo que hace no es humor, y porque al tipo en cuestión lo siguen a pies juntillas centenares de miles de personas, y muchas más que no le oyen comparten algunas de sus tesis conspiranoicas (sobre el 11-M) o apocalípticas (sobre la muerte de ESPAÑA, que se dice así, todo en mayúscula). Cómo será este tipo del que escribo que hasta la ultraconservadora Conferencia Episcopal (i.e. Rouco Torquemada Varela) le "invitó" a abandonar la radio donde trabajaba, la Cadena Cope. Pero como el tipo (a la vista del resultado, de su despido ahora) tiene posibles, se ha montado su propia emisora. Con un par.

Los objetivos de sus infestos dardos verbales eran, otrora, los nacionalistas, los jueces (en realidad el sistema judicial, así, en bruto) y el PSOE. Sobre todo, desde su llegada al gobierno, el presidente Zapatero. De lo que el tipo ha dicho quedan sobradas muestras, basta darse un paseo por la red. Pero resulta que de un tiempo a esta parte tampoco los del PP lo hacen bien, se están ablandando, o eso debe pensar el tipo Losantos. Piqué, Arenas, Gallardón, el mismo Rajoy; todos ellos han sido censurados (es un eufemismo) en boca de nuestro protagonista. Pero lo de estos días ha sido muy gordo. No sé si lo recuerdan: Aguirre (presidenta Espe) ha criticado la actitud de Rajoy (Mariano ¡Presidente!) por ordenar la abstención en la votación del nuevo sistema de financiación autonómica. Según ella eso es poco, había que votar en contra, que desde arriba se están ablandando. Y Fraga (ése fue presidente y más porque era -es- facha de carnet), le afea a la sobrina de Gil de Biedma la conducta. En auxilio de Esperanza, el tipo Losantos ensarta una serie de comentarios que dejarían asombrado a lenguas viperinas clásicas como Quevedo o Valle. Desde viejo chocho (con más elegantes términos) a facha recalcitrante (esto creo que lo dijo más o menos así). Y es que cree Losantos que Fraga no está legitimado para hablar de democracia, por su pasado (digo yo que como él, por su presente). O sea, que es como el chiste de mi amigo argentino, donde un cojo insultaba a un rengo porque no sabía andar.

Por eso digo que el patio anda como anda, y viene Federico (antes yo hablaba de Federico y todo el mundo sabía que me refería a Lorca, ahora... ¡ay!) a revolverlo más. Lo mismo, lo mismito, que el difunto su agüelico.

Ah, y se me olvidaba. También se ha metido con Aznar. Aunque bien leído, en eso igual tiene algo de razón.

lunes, 20 de julio de 2009

CICLISMO DE ALTURA

En su blog cada uno escribe lo que quiere: no me opongo, me parece tan lícito utilizar esta tribuna gratuita que las posibilidades de la red nos ofrece para -pongamos por ejemplo- hablar del último libro que se ha leído, de la última película que se ha visto o del último viaje que se ha hecho como -pongamos por ejemplo- para criticar los últimos fichajes del equipo rival, vociferar exasperado por la falta de la unidad de España o promover la última algarada antitaurina. Todo vale ya que somos auténticos dueños y señores de nuestro espacio virtual y, al fin y a la postre, a nadie le obligan a leer según qué excrecencias cibernéticas. Digo yo. Por eso, y porque me da la gana después de lo que vi ayer, hoy voy a hablarles de ciclismo. Del de verdad, del que ya no se ve. O se ve poco, sólo cuando corre Alberto Contador.

Resulta que en los últimos años el capo de este negocio (que él más que nadie ha contribuido a convertir en eso, en un negocio) había sido Lance Armstrong, un ciclista que había sufrido un tumor testicular y que se había sobrepuesto a tal adversidad (y fue muy popular por ello, todos tuvimos las pulseritas amarillas de su fundación contra el cáncer) para proclamarse siete veces consecutivas ganador del Tour de Francia. Un ciclista de otro planeta, sí; pero no un ciclista espectacular. Armstrong era muy fuerte en el llano, contra el crono, en la lucha del hombre contra los demás, pero no cuerpo a cuerpo. Por ello nunca se le vio un demarraje cuando la carretera se volvía empinada. Consciente de sus facultades (y de la ausencia de ellas) se rodeó de un grupo de gregarios que lo arroparon y lo cubrieron con estudios milimétricos de tiempo para sus posibilidades de triunfo final. En esto, obviamente, tiene mucho que ver su director Johan Bruynnel (un buen rodador que nunca es que destacase en ningún aspecto particular). Esa forma de correr, y sus repetidos triunfos en la grande boucle llevaron a algunos a compararle con Miguel Induráin. ¡Craso error! La forma de correr de Miguelón era, más que timorata o medrosa, como es la del americano, noble. Induráin no arrancaba sino que, una vez se apartaban los gregarios, imponía un ritmo endiablado sin levantarse de la bici que le permitía subir acompañado sólo de los mejores escaladores (y conste decir que Induráin se enfrentó con grandísimos ciclistas -Greg Lemond, a quien batió en el Tourmalet en el 91; Gianni Bugno, al que "dobló" en la contrarreloj de Luxemburgo en el 92; Claudio Chiapucci, al que venció en plazas como Alpe D´Huez y Hautacam; o Tony Rominger, que tuvo que "conformarse" con ganar tres Vueltas a España en las que no participaba el campeón español. Eso amén de los menores Virenque, Leblanc o Alex Zülle- a lo largo de media década de éxitos) en la montaña de grandes puertos míticos.

Porque ahí, y no en otro sitio, es donde está el espectáculo del gran ciclismo, ése que te hace levantarte de la silla de emoción, el que genera grandes campeones y, por supuesto, incondicionles aficionados. Mi primer recuerdo en ciclismo es Perico, Perico subiendo como una bala y bajando sobre el manillar de la bici. Y luego Álvaro Pino, Anselmo Fuerte y Lale Cubino. Pero sobre todo (quizá porque yo ya era mayor y lo disfrutaba más) el Chava, José María Jiménez, uno de los ciclistas más llamativos y -ay- desastrosos de los últimos tiempos. Irregular, como todo genio.

Pero hablábamos de Contador. Ése sí es un GENIO, con mayúsculas. En el ciclismo actual ya no se ven escapadas de cien kilómetros, ni diferencias de doce o catorce minutos, ataques que dejen sentados a los rivales mirándose y preguntando unos a los otros quién sale a por ese loco; ése que cuando la carretera se pone cuesta arriba, cuando los tantos por ciento de desnivel se miden a veces en cifras de dos dígitos y las piernas pesan como plomo, entonces, va sin cadena como un tiro, de pie con una cadencia de riñones endiablada y sin mirar atrás sin compañía (¿qué falta le hace?) y sin nadie que le haga el trabajo. El escalador puro que reivindica otros tiempos de deporte más noble, y más sacrificado, en el que la lucha más pesada no era contra los rivales, sino contra uno mismo y su fondo: el héroe de la épica frente a la adversidad, y como instrumento en lugar de una Tizona un arma de dos ruedas. Puro sufrimiento.

Y todo esto lo ofrece mejor que nadie un chaval de Pinto que se sobrepuso (sin pulseritas) a un cavernoma y ha sido capaz de ganar un Giro con la gorra después de que lo llamaran estando de vacaciones, de coronar el infernal Angliru y ganar la Vuelta (uno de los pocos que ha conseguido las tres grandes, lo que le equipara a Hinault o Merckx) y de dar un poco de espectáculo (¡y eso sí que es difícil!) en un Tour diseñado para la comodidad del redivivo (permítanme que me ría) Armstrong.

Contador, cuando la carretera se pone cuesta arriba ¡ole tus cojones!

viernes, 10 de julio de 2009

DÍAS BUENOS

Uno se pregunta de vez en cuando (y a veces con una frecuencia enfermiza, obsesiva) por la naturaleza y el origen de la felicidad. No es nada extraordinario, obviamente, desde que el ser humano es capaz de razonar y poner en orden ciertos pensamientos lógicos le ha asaltado la cuestión. Probablemente el punto de no retorno se encuentre precisamente ahi, en el hecho racional: el interrogarse acerca de determinados asuntos conlleva la duda sobre los mismos (id est, la posibilidad de no ser feliz; los seres no racionales lo tienen mucho más fácil).

Ayer no me tocó la primitiva; trabajé las mismas horas que todos los días (incluso alguna más); nadie me dijo te quiero... Y sin embargo esta mañana me sentía especialmente contento, me miré al espejo y me vi más delgado, asumí mis circunstancias como las mejores posibles y cuando, a media mañana, los alumnos me decían que la pasiva es más dificil si no se localiza el complemento agente, yo les expliqué con las mayores paciencia y ganas del orbe. He invitado a mi jefe a una caña.

Me resulta, en la cercanía y fuera de complejidades reflexivas, extremadamente complejo el funcionamiento de nuestra mente; sencillamente por qué unos días nos sentimos mejor y otros peor.

lunes, 29 de junio de 2009

COMO MISTER FOGG

El amigo Cristian Ortas se ha marchado a dar la vuelta al mundo (empresa para la que calcula invertir alrededor de dos años, los cuales a mí se me antojan -porque posiblemente le sea grato permanecer algún tiempo en cada sitio visitado- insuficientes, escasos) esta misma mañana. A estas horas ya debe andar por Marruecos, primera etapa de su viaje. Como buen viajero que es, pretende rutear utilizando el mínimo de transportes posible (en cuallquier caso, nunca el avión) para desplazarse. Creo que esa insatisfacción del nómada impenitente cuando pasa estancado en el mismo lugar demasiado tiempo es la que le ha impelido a comenzar esta aventura. El inquieto viajero necesita de lo desconocido, de la itinerancia en pos de respuestas que le ayuden a conocerse mejor a sí mismo y de explicarse dentro de una diversidad, ya sea cultural, física, religiosa o lingüística. Es una bonita enfermedad que no tiene, creo, que estar reñida con el arraigo, aunque seguro que algunos estarán en desacuerdo conmigo. Es posible, por otro lado (y así lo creo yo, algún día espero presentarlo a modo de poemario), que el viaje tenga una dimensión de huída; una huída que responda a motivos de diversa índole entre los cuales no sería el menor la memoria, el recuerdo: huir para poder echar de menos y de ese modo justificar o tasar en su medida oportuna los sentimientos que te enlazan con las ciudades o países que dejas, y por ende a las personas que los habitan.

Una idea tuvo Cristian que me pareció acertadísima. Pretende escribir, durante su peregrinación, un poema dedicado a (o sugerido por) cada país que visite, y a su vuelta publicar con el resultado una plaquetita para regalar a los amiguetes. Por supuesto, yo le dije que si la cosa se ponía seria podía darle lugar a un señor libro. Veremos en qué desemboca todo.

Podéis seguir sus andanzas en el blog www.trotachanclas.blogspot.com. Espero que no lo abandone demasiado y nos dé noticias puntuales de su recorrido. Buen viaje!!

viernes, 26 de junio de 2009

MONOSABIO, 5

El pasado miércoles, mientras el mundo futbolero se echaba las manos a la cabeza (taparse los ojos también cuenta en esta expresión, porque ¿donde están los ojos, sino en la cabeza?) por la derrota de nuestra selección nacional ante la potentísima escuadra yanqui (hasta el fútbol nos quieren quitar; ¿es que no respetan nada?) en el estrafalario torneo de la Confecup, el balneario malagueño de los Baños del Carmen acogía la presentación del primer libro de Diego Medina Poveda, quinto de la nueva etapa de la Colección Monosabio, Urbana Babel. Si a algún incauto se le ocurre preguntarse por qué he tardado un día y medio en hacer referencia a ello en mi blog, le diré que por desgracia mis plusmarcas alcohólicas han mermado considerblemente; las abusivas ingestas que antaño permitían una continuada actividad (estado obviamente transitorio entre dos melopeas) hoy se revelan como estranguladoras tenazas que impiden el más mínimo razonamiento. Lo más parecido a un acto intelectual que pude llevar a cabo ayer fue echar unas risas con un vídeo de Muchachada Nui. Serán cosas de la edad.

Además de que sea mi hermano literario, existen razones de valor intrínseco par que les recomiende a todos la lectura del antedicho poemario. La escritura de Diego Medina se basa en un clasicismo actualizado por referentes culturales de la vanguardia literaria y cinematrográfica. En todos sus poemas se adivina un rastro inconfundible de erudición que va trufando el camino del lector de guiños que consiguen demostrar (más allá de la impertinencia del que quiere deslumbrar con sus lecturas) un bagaje intelectual convertido en forma de vida y de creación. La referencia al camino no se hace gratuita, porque así se concibe el libro, como camino o como fluir, como ese río al que se hace referencia en tantos poemas, escapando del cliché de la metáfora del cambio. No hay aquí más que sucesión, es sobre todo tiempo y vida lo que se plasma en las interrogaciones indirectas, implícitas, formuladas a gente tan dispar como Apollinaire, Godard, L.M.Panero u Octavio Paz. Urbana Babel es un libro que, de no saber que supone el debut literario de su autor, podría hacernos pensar en una obra anterior cuyas constantes se plasmen, a modo de corolario, en estas páginas de ahora. Un libro meditado y de composición precisa, con poemas de una voz que escapa al balbuceo propio de juventud.

Con su socarronería habitual, el director de esta colección comentó que "él siempre había pensado que se trataba de la mejor colección de poesía de Andalucía y de España". Si él lo dice no seré yo quien le enmiende el juicio. Larga vida al Monosabio.

viernes, 12 de junio de 2009

En una librería

Buceaba entre los anaqueles de una librería de viejo cuando me topé con una Introducción a la poesía del poeta argentino César Fernández Moreno (México DF, FCE, 1962). Entre otras cosas, el primero vaguardista y luego confesional escribe:

"Desde su nacimiento en el siglo XII (?), su inmediato apogeo en el renacimiento y su posición siempre expectable en los diversos movimientos literarios, el soneto parece alcanzar su último triunfo con los parnasianos, a fines del siglo pasado. El XX, como a tantas otras formaciones culturales, le es indiferente en general, hostil en particular, y amenaza con eliminar para siempre su gravitación sobre la poesía lírica. Entre nosotros, su posición insegura se ha ido debilitando más y más desde que Jorge Luis Borges descreyó de sus estrafalarios rigores numéricos y Ricardo Güiraldes difundió que el sonetista tiene un moldecito de budín en la mano y mete dentro todo lo que se le pone a tiro". (p.17)

Obviamente, mi tocayo no debía tener en cuenta a Blas de Otero, verbigracia.

En otro lugar afirma:

"El hombre, enfrentado a la realidad, trata de aprehenderla mediante las disciplinas cognoscitivas (entendiendo por disciplina toda actividad cultural ordenada). Este es su movimiento eferente, lo que absorbe del contorno. Para quien cree en Dios, la religión es la máxima disciplina cognoscitiva. Para quien no cree, la religión es reemplazada por la filosofía, la ciencia o el arte". (p. 95)
Poesía como conocimiento. ¿De qué me suena a mí eso?
Dirán algunos que por qué me intereso por tratados o ensayos cuyos puntos de vista están claramente obsoletos. Pues bueno, también eso constituye parte del conocimiento de la tradición y nos ayuda a explicar la deriva que llevamos.

martes, 5 de mayo de 2009

Hace ya bastante tiempo de la última entrada, lo cual traiciona el espíritu con el que comencé este blog; en mi descargo, he de decir que las últimas semanas han estado cargadas de una intensa actividad, que se manifestaba en presentaciones, recitales, tertulias y premios. Dejando a un lado esto último, que merece una mención aparte, haré un repaso de los "compromisos" que me han mantenido alejado de la bitácora:

a) El pasado martes 21 de abril, en el Cortijo Miraflores de Marbella, tuvo lugar la presentación de mi novela Gobierno de mundos apagados. En el acto ofició como maestro de ceremonias el amigo Cristian Ortas. La cosa estuvo bastante bien, discurrimos por tránsitos que se me descubrieron por vez primera (algo curioso teniendo en cuenta que yo soy el creador), mantuvimos un diálogo ameno con el que presumo que los asistentes no se aburrieron demasiado (o eso espero) y debo decir que lo que más satisfecho me dejó fue la presencia entre el público de numerosos rostros desconocidos. Porque uno siempre tiene la sensación de que a estas cosas únicamente acuden aquellos cuyo compromiso es ineludible. No es cierto. Y me place.

b) Dos días después, en el marco de las conmemoracione del Día del Libro. Alejandro Santaella y yo participamos en una lectura de textos de la historia literaria que hayan tenido algún significado particular para nosotros. Para los curiosos, diré que yo leí dos poemas (el poema número 15 de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda, y "Palabras para Julia" de José Agustín Goytisolo) y el capítulo 7 de Rayuela, de Julio Cortázar ("Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca.."). Seguramente muchos pensarán que podía haber escogido otros textos. A esos les contesto que sí, pero por dimensiones y competencia del auditorio, éstos eran geniales. Ah, y Santaella leyó El señor de los anillos.

c) El martes siguiente, 28 de abril, me tocaba inaugurar en San Pedro el ciclo "Letras en el barrio". Se trata de una idea creo que bastante acertada, que consiste en sacar la cultura de sus cuaces habituales (bibliotecas, ateneos, etc.) y acercarla más a la gente, llevándola a cafeterías y bares. Para ello se ha organizado un ciclo de charlas, coloquios, tertulias o como quieran llamarlo. Yo abrí con una charla que versaba sobre "Literatura en los medios de comunicación". Uno, que ya conoce al público de estos actos, andaba con la mosca detrás de la oreja, pensando que les iba a costar un huevo intervenir. Y para mi gozo, esto no fue así, ya que los asistentes tenían mucho que decir, y lo dijeron. Para el que quede interesado, el próximo martes 19 de mayo tendrá lugar otro encuentro, esta vez con el título "Un panorama de la joven poesía española". Será en el Imperial de copas (Pasaje Rafael Aranda) de San Pedro.

viernes, 20 de marzo de 2009

LOS POETAS DEL 50

Últimamente (y me refiero al último par de días) he sido sorprendido, en prensa, con dos informaciones que me han generado sensaciones de diverso calado en mi espíritu. Esas noticias tienen que ver, respectivamente, con Jaime Gil de Biedma y con José Agustín Goytisolo, dos de mis poetas favoritos, integrantes de la "Escuela de Barcelona", dentro del grupo generacional del 50.

La primera sorpresa, aparecida en casi todos los medios nacionales, tiene que ver con la realización de una suerte de biopic sobre el poeta Gil de Biedma, interpretado por Jordi Mollá. No sé si la elección de este ( a mi entender) solvente actor será la correcta, los resultados sólo pueden valorarse a posteriori; pero (y creo que no soy el único) si yo hiciese una peli sobre el autor de Las personas del verbo mi primera opción sería Antonio Resines. Por lo que he leído, los familiares del poeta y algunos de los amigos e integrantes de esa Dolce Vita que fue la gauche divine barcelonesa de los 60 andan, por así decir, con la mosca detrás de la oreja. La razón es que la película toma como base la biografía que escribió Miguel Dalmau (Circe ediciones), en la que se pone excesivo énfasis en la desatada vida licenciosa de Gil de Biedma. Por cierto, otros actores del film son Álex Brendemühl como Juan Marsé y Josep Linuesa como Carlos Barral (estas elecciones me parecen algo más acertadas, siempre a priori, claro). Ah, y la película llevará el espantoso título de El cónsul de Sodoma.

Por otro lado, ayer se cumplió el décimo aniversario de la muerte de Goytisolo, quien al parecer se suicidó tirándose desde una ventana. Y digo al parecer porque algún conocido del poeta me comentó en cierta ocasión que... bueno, que la cosa fue más accidental que provocada. Pero la noticia no es simplemente la triste efemérides. Conmemorando su muerte, se publican dos libros de obligada lectura: su Poesía completa (Lumen) y una recopilación de sus artículos publicados en prensa, Más cerca (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores), ambos libros coordinados por Carme Riera (que se apunta a un bombardeo con todo lo que tenga que ver con la Escuela de Barcelona). Además de las dos golosas noticias en forma de libro, entre los días 24 y 26 de marzo se celebrará en la UAB (entre otros espacios) un congreso dedicado al autor de Palabras para Julia. En dicho congreso está confirmada la participación del hermano de José Agustín, Luis Goytisolo, novelista y académico de la RAE, y de Paco Ibáñez, el cantautor que ha musicado tantos poemas del barcelonés.

Así, por tanto, me produce en principio más satisfacción la segunda noticia que la primera; creo que la obra de Goytisolo debe ser referencia obligada en todo aquel que desee conocer la poesía del medio siglo en España. Pero no sólo eso sino que se publican los artículos, y esto es algo que me alegra, porque reconozco que soy un asiduo seguidor del articulismo. En esos textos suele descubrirse el pensamiento y la forma de entender la vida del autor, lejos de la posible ficcionalidad de sus obras más literarias. En cuanto a la película, espero equivocarme pero es más que probable que el guión se centre más en lo escabroso (es decir, sexo, homo o hetero) que en lo literario, con lo que alguien que no conozca la figura de Jaime Gil de Biedma puede llevarse una equívoca impresión.

viernes, 13 de marzo de 2009

Mi proverbial astenia primaveral

"- No es elegante pero en cambio muestra muy bien lo que le pasa a Horacio. Una víctima de la
cosidad, es evidente.
- ¿Qué es la cosidad? -dijo la Maga.
- La cosidad es ese desagradable sentimiento de que allí donde termina nuestra presunción empieza nuestro castigo. Lamento usar un lenguaje abstracto y casi alegórico, pero quiero decir que Oliveira es patológicamente sensible a la imposición de lo que lo rodea, del mundo en que se vive, de lo que le ha tocado en suerte, para decirlo amablemente. En una palabra, le revienta la circunstancia. Más brevemente, le duele el mundo."
(Julio Cortázar Rayuela, cap. 17)

astenia.

(Del gr. ἀσθένεια, debilidad).

1. f. Med. Falta o decaimiento de fuerzas caracterizado por apatía, fatiga física o ausencia de iniciativa.



Desde hace años me viene sucediendo un fenómeno que, después de mucho analizar, he bautizado como "De la cosidad a la astenia". Creo que hay dos tipos de personas: las que cuentan el comienzo del año en enero (año natural) y los que lo cuentan en septiembre (año académico, curso liguero y otros de menor uso e incidencia). Yo soy de los segundos; esa época supone para mí una acumulación de ideas y proyectos, construyo unos perfectos principios de comportamiento para el resto del año e imagino que no voy a modificar un ápice los patrones que formulo candorosamente. Alguien me dijo una vez que soy un gran soñador, circunstancia que indefectiblemente termina llevándome a ser un gran frustrado, en tanto que no se materializan gran parte de esas ensoñaciones. Y eso comienza a suceder alrededor de la primavera, tiempo alegre para tantos en que el sol acaricia más morosamente pieles hartas de sus cárceles de tela, pero asesina para mí, asesina de irrealidades; al volverse y contemplar el reguero de desatinos que uno va dejando, le asalta la fastidiosa sensación de haber dejado de hacer muchas de las cosas que se propuso, de las cuales algunas de las menos triviales son todos los libros que uno no ha leído, las películas que no ha visto, los amigos que no ha visitado y (ay) las mujeres que no ha amado. O que no le han amado a uno, que no sé qé viene a ser peor. Y por ello la primavera me arrastra y me sorprende, oscilante, de la cosidad a la astenia.

martes, 10 de marzo de 2009

LITERADURA

Hace años, influido por la literatura de Bukowski y de Boris Vian escribí un relato que ahora ofrezco mutilado:


Hay algunos cabrones que tienen suerte. Y no tienen suerte porque sean unos perfectos cabrones, son cabrones porque todo les sale requeteputísimamente bien, porque las cosas les funcionan hagan lo que hagan, tienen coches que te cagas y se follan a las mejores pibas a pesar de que son unos pichacortas y más feos que mi culo. Por eso son unos cabrones.

Luego están los que son cabrones y punto. Los que gustan de joder al personal por el mero placer de hacerlo. Pero esos son unos mierdecillas. De esos no mertece la pena hablar.

Una vez conocí a un cabrón de los de (la) primera categoría. Con pedigrí y pata negra. Y sí, quizá lo más asqueroso, lo que me debería dar que pensar, acabar con mis venas abiertas, es que yo le tenía envidia. Porque yo lo odiaba por todo lo que en el fondo yo quería ser y no era. Porque escribía peor que yo y era más valorado, porque vivía y tenía dinero para gastar en coca y en whisky de malta del mismo oficio que a mí no me daba para comprar un peta. Porque cada noche se la chupaba una zorra distinta y lo que de verdad le molaba era romperle el culo a un niñato tiernecito. Porque tenía más años que yo y todavía no peinaba canas. Aunque yo tampoco las peinaba, porque tenía menos pelo que el coño de una muñeca de trapo. Porque era una especie de Jaime Baily sin acento sudaca. Y joder, cómo odio a Jaime Baily. Y porque el muy asqueroso daba la impresión de que hasta su mierda debía oler mejor que la mía.

Así que lo maté.

Matar resulta más fácil de lo que la gente piensa. Sobre todo si lo haces con gusto. Si el odio ha llegado a calarte tan dentro que lo único que te pide el cuerpo es ver cómo la persona cuya existencia estás terminando pierde, poco a poco, su vida de mierda entre tus manos. Y la sensación que te queda es una especie de regocijo, de trabajo bien hecho. De orgullo de ti mismo.

[...]

Semanas después recibí la llamada de este editor. Me ofrecía la posibilidad de publicar una novela que se publicitaría como una ruptura con lo anteriormente escrito, como una promoción del género marginal. Hay que joderse. Lo que me estaba proponiendo era que me quedara con el hueco del cabrón al que me había cargado. Y claro, acepté. Porque soy un mierda, porque no tengo integridad. Porque carezco de los valores mínimos que le impiden venderse a la gente. Porque no tengo un duro.

Escribí la novela, sin mucho esfuerzo. Conté la historia de un fracasado que mata a un cabrón que triunfa por envidia. Una basura de novela. Pero funcionó, tuvo éxito. El éxito no quiere decir que me hiciera millonario, pero me dio algún dinero para gastar en putas y la mejor farlopa que me he metido en mi vida. Una noche se me acercó una rubia que conocía de vista, me sonaba su cara maquillada como un payaso, y sus tetas excesivamente perfectas para ser naturales. Me preguntó si yo era quien era. Y sí, lo soy, así que me ofreció una mamada gratis. Y todos los días tendría una, porque le gustaban los escritores. La hacía sentirse parte de la cultura. Entonces recordé súbitamente quién era, y de qué la conocía. Era un travelo que andaba mucho con el cabrón, que le compraba de vez en cuando unas papelinas para follárselo. Ya me la estaba chupando y, la verdad, no sentí asco, sino todo lo contrario. El puto se la comía de cine. Así que no le dije que parara. Ni siquiera le impedí que, después de correrme en su boca, cuando se despedía, me diera un beso de tornillo.

Al poco tiempo coincidí en una tertulia con un joven escritor, más polémico que virtuoso. Le gustaba provocar, meterse con todo el mundo, y cagarse en sus muertos a la menor discusión. Aquel día, como casi siempre, estaba tan borracho que apenas le entendía. Tampoco me interesaban mucho sus gilipolleces. Pero soltó el nombre del cabrón unido al mío. Dijo que de no haber muerto, yo no habría llegado a donde estaba. Que a él tampoco le importaría llegar así.

Hijo de puta, niñato borracho. Me di cuenta de que me había convertido en un cabrón con suerte, como el asqueroso al que me había cargado. Me había quedado con sus putas y sus libros. Le había robado su vida. Iba camino de robarle también su muerte.

PROTAGONISTA


El auténtico protagonista siempre es el micrófono. Es una suerte de traspositor, el enlace que consigue atrapar una pregunta y convertirla en un deseo, en un suave requerimiento. El micrófono es el apéndice que te otorga la carta de naturaleza, certifica tu posición dentro del estudio y, en cierto modo, no eras nada, ni siquiera un "proyecto de" antes de colocarte enfrente. Pero también es una parte de ti, la más traviesa, la que te dejas a veces olvidada por ahí, la que juguetea y no sabes dónde va a llevarte. Una parte de ti que, aunque hayas descubierto hace poco, te parece que ha ido contigo toda la vida abriendo el camino que pisabas, las conversaciones que mantenías.

De lunes a viernes, de 12 a 14 h. , en Punto Radio, Protagonistas local (Marbella, San Pedro, Benahavís) con Cristian Ortas (foto borrosa) y Girasol Blanco.

lunes, 9 de marzo de 2009

En el comienzo fue

Ser un discapacitado en materia tecnológica se va poniendo cada vez más difícil, tanto es así que (aunque uno -sin demasiado empeño a veces, otras con más- se resista, por romanticismo más de pose que otra cosa) rara es la persona que no mantiene una bitácora (o varias), un sitio web, o está en una de las múltiples y día a día más extendidas redes de amigos. Por supuesto, también todo ello a la vez, a lo que se puede añadir que sólo lee periódicos en su edición digital, no se comunica por escrito si no es por mail y cualquier otro ejemplo de análogas condiciones que al (virtual, por supuesto) lector de este texto se le pueda ocurrir.

Yo, todo hay que decirlo, voy sucumbiendo a los avances de la imparable red poco a poco, como a mi ritmo, y es más que posible que lo haga así por mi manifiesta falta de pericia; si bien tengo alguna curiosidad por según qué cosas, me suele ocurrir que tardo siglos en aprenderlas, y para cuando eso sucede han dejado de tener para mí el interés que suscitó su conocimiento. Disfunciones temporales.

Explicar la utilidad del blog es tan absurdo como innecesario. Creo que todos sabemos por qué existen, si bien haya discrepancias en cuanto a su funcionalidad. Por lo que respecta a su nombre, un amigo me dijo un día que los poetas poníamos títulos a los libros para tener algo que explicar en la contraportada. Como las pantallas en la contraportada no permiten la escritura, que cada quien piense lo que quiera de esta apertura de frontera.