lunes, 3 de agosto de 2009

ANTOLOGÍA DE POÉTICAS DE ANTOLOGÍA ( II )

Hay poetas que nunca me han gustado nada y que, según creo, nunca me han influido, como Unamuno, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre (salvo cinco o seis poemas, todos de En un vasto dominio), Luis Cernuda, Gerardo Diego, Luis Rosales, el Dionisio Ridruejo de los sonetos, Carlos Bousoño, Vicente Gaos, Claudio Rodríguez, José Ángel Valente, Carlos Barral, José Manuel Caballero Bonald, Pedro Gimferrer, Guillermo Carnero (también con alguna salvedad), Leopoldo María Panero, José Miguel Ullán, etc.

Hay otros que me gustan -o me han gustado una temporada- y , sin embargo, o han dejado huella en mi poesía. Así Jorge Manrique, Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, Lope de Vega o, en tiempos más cercanos, Miguel Hernández y Nicolás Guillén.

Otros, sin gustarme, o gustándome sólo por algunos versos aislados, me han influido de algún modo. El caso más claro en este sentido es César Vallejo, cuya obra me interesa muchísmo por las geniales intuiciones técnicas que muestra de vez en cuando y, por otro lado, me parece frustrada por la incultura y el compromiso del poeta, que le impidieron llegar a una adeuada teorización de sus atisbos.

Hay, finalmente, otros que me gustan y de los que espero haber recibido alguna influencia: San Juan de la Cruz, Quevedo, Manuel Machado, el Antonio Machado anterior a los Campos de Castilla, el Salinas amoroso, el Alberti de A la pintura y Retornos de lo vivo lejano, Juan Ruiz Peña, rafael Montesinos, el primer José María Valverde, Eladio Cabañero, Rafael Guillén, José María Merino, Antonio Colinas, Vicente Sabido, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Baudelaire, Pascoli y algunos poetas anglosajones (Wordsworth, Kets, Thomas Hardy, Alice Meynell, Kipling, Frost, Rupert Brooke, etcétera) que conocí a ls quince años en una antología bilingüe publicada por Ediciones Lauro que fue por mucho tiempo mi "libro de cabecera".

Por otra parte, me parece que en mi formación han sido también decisivos Fernando de Rojas, Santo Tomás Moro, Shakespeare, Cervantes, Flaubert Chesterton, el primer Valle-Inclán, Azorín, Saint-Exupéry, Papini, Alfonso Reyes, el Borges prosista, E.R. Curtius, María Rosa Lida de Malkiel, Mateo Marangoni, Eugéne Ionesco, Hergé, la pintura, la música, Galicia, mi familia, la Universidad de Navarra y mi condición de alpinista.

No sé muy bien a qué tradición pertenezco. Me considero un poeta poco original -al menos en el sentido vigente de ese término-, intimista, "arraigado", elegíaco, especialmente propenso al recuerdo y a la compenetración con la naturaleza, no muy imaginativo, más emocional que sensorial y conceptual, de sentimientos suaves, de "poco fondo" y ahora dueño de una excelente técnica, que dedico principalmente a disimular la técnica en todos mis poemas, movido por un impulso que siempre me ha llevado a buscar la sencillez en todos los órdenes de la vida. En suma, creo que mi destino es ser un buen poeta menor, del que la posteridad -Borges dixit- sabrá que una tarde oyó el ruiseñor, o algo así. Nada más, pero nada menos.


Miguel D´Ors en Las voces y los ecos
(Ediciones Júcar, Madrid, 1980)

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