viernes, 13 de marzo de 2009

Mi proverbial astenia primaveral

"- No es elegante pero en cambio muestra muy bien lo que le pasa a Horacio. Una víctima de la
cosidad, es evidente.
- ¿Qué es la cosidad? -dijo la Maga.
- La cosidad es ese desagradable sentimiento de que allí donde termina nuestra presunción empieza nuestro castigo. Lamento usar un lenguaje abstracto y casi alegórico, pero quiero decir que Oliveira es patológicamente sensible a la imposición de lo que lo rodea, del mundo en que se vive, de lo que le ha tocado en suerte, para decirlo amablemente. En una palabra, le revienta la circunstancia. Más brevemente, le duele el mundo."
(Julio Cortázar Rayuela, cap. 17)

astenia.

(Del gr. ἀσθένεια, debilidad).

1. f. Med. Falta o decaimiento de fuerzas caracterizado por apatía, fatiga física o ausencia de iniciativa.



Desde hace años me viene sucediendo un fenómeno que, después de mucho analizar, he bautizado como "De la cosidad a la astenia". Creo que hay dos tipos de personas: las que cuentan el comienzo del año en enero (año natural) y los que lo cuentan en septiembre (año académico, curso liguero y otros de menor uso e incidencia). Yo soy de los segundos; esa época supone para mí una acumulación de ideas y proyectos, construyo unos perfectos principios de comportamiento para el resto del año e imagino que no voy a modificar un ápice los patrones que formulo candorosamente. Alguien me dijo una vez que soy un gran soñador, circunstancia que indefectiblemente termina llevándome a ser un gran frustrado, en tanto que no se materializan gran parte de esas ensoñaciones. Y eso comienza a suceder alrededor de la primavera, tiempo alegre para tantos en que el sol acaricia más morosamente pieles hartas de sus cárceles de tela, pero asesina para mí, asesina de irrealidades; al volverse y contemplar el reguero de desatinos que uno va dejando, le asalta la fastidiosa sensación de haber dejado de hacer muchas de las cosas que se propuso, de las cuales algunas de las menos triviales son todos los libros que uno no ha leído, las películas que no ha visto, los amigos que no ha visitado y (ay) las mujeres que no ha amado. O que no le han amado a uno, que no sé qé viene a ser peor. Y por ello la primavera me arrastra y me sorprende, oscilante, de la cosidad a la astenia.

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