jueves, 14 de octubre de 2010

OTRO DIÁLOGO APÓCRIFO

- Con ciertas personas no puedes estar absolutamente seguro de nada. Ni para lo bueno ni para lo malo. Principalmente porque ni ellos mismos se entienden, con lo cual es particularmente difícil ser entendidos por los demás. A este hecho, ya de por sí insidioso, suele ir unido otro que complica aún más el conocimiento mutuo, y es que las personas a quienes me refiero son raramente empáticos, y de una suerte de iluminación que les hace pensar que nadie, si no son ellos mismos, está (ni podría remotamente estar) en posesión de la verdad.

- Hablas de modo extraño. Sobre todo si no eres capaz de incluirte en ese grupo.

- Puede, no digo que no. Sólo intento llamarte la atención sobre el hecho comunicativo. Sobre cómo no lo hacemos, realmente.

- Hay veces en que puede no hacer falta estar dentro de la cabeza de otra persona para saber cómo piensa, basta con adivinarla, con intuirla, y esa complicidad a veces existe entres seres que se conocen bien, que se asumen el uno al otro, así por ejemplo las parejas. De resultas que lo que yo propongo, finalmente,no es más que una invitación a salir del aislamiento e intentar conocer a los demás un poco mejor, saber más cómo piensan.

- De todos modos no pierdas de vista que somos personajes, que éste es un diálogo ficticio, y ese carácter fictivo de nuestras palabras nos permite casi cualquier cosa.

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